Ante todo, viñetistas, dibujantes y arte son cosas distintas. Por un lado está mundo del arte y por otro, la historieta. Los dibujantes no necesariamente son artistas. En las redes y en los medios hay una invasión de dibujos, como reacción, que tapó las palabras. Un ejemplo claro es la viñeta de Bernardo Erlich. En Charlie Hebdo -como en Humor, Satiricón o Barcelona en Argentina- llama la atención el lenguaje dibujístico, ese texto hecho dibujo que con tanta potencia y semejante carga simbólica, se vuelva tan o más importante que las palabras; es rotundo, contundente, no hay que detenerse a leer, simplemente entra por los ojos. Eso me parece muy interesante. Y también la superproducción de dibujos que generó el ataque. La imagen dibujada se vuelve muy poderosa. Ante los hechos son los mismos dibujantes los que reaccionan visceralmente, sin tomar con pinzas el tema, y está muy potenciado porque hasta ahora y desde aquí en general solo conocíamos viñetistas argentinos. Creo que esto hay que leerlo en un contexto muy complejo, de la política internacional, de Europa, del petróleo y del mundo musulmán, entre otros temas.
Ese texto hecho dibujo
Eduardo Joaquín - artista plástico-Profesor de Taller III, Facultad de artes de la UNT.